El cortisol es una hormona
lipídica esencial para la sobrevivencia de estrés. Al mismo tiempo que ocurren estas respuestas hormonales, se
estimula la vía simpática del sistema nervioso autónomo, que libera la hormona
adrenalina secretada por la glándula suprarrenal.
La secreción de cortisol se regula
mayoritariamente por retroalimentación negativa, de tal manera que en un estrés
prolongado este control se vería alterado produciendo problemas tales como:
-
El
depósito de la glucosa generada como grasa en el tejido adiposo ya que el
cuerpo no está utilizando la fuerza muscular para responder a la situación.
-
La
habilidad del cerebro para la utilización de la glucosa está disminuida y puede
producir problemas en los centros de control del apetito y hambre.
-
Químicos
cerebrales como la serotonina, dopamina y endorfinas, están en desbalance produciendo ganas de comer golosinas.
-
Hay constricción (estrechamiento) de los vasos
sanguíneos y la sangre es dirigida a otros órganos, que necesitan mayor volumen
de sangre en el organismo con estrés..
-
Nutrientes
como las vitaminas C y B y el mineral hierro son colmados, afectando la
habilidad del cuerpo para la conversión de carbohidratos y grasas en energía.
El síndrome de Cushing, también conocido como hipercortisolismo, es una enfermedad provocada por el aumento de la
hormona cortisol. En un 50% de los pacientes con el síndrome de Cushing
aparecen trastornos mentales. Las manifestaciones más frecuentes son la depresión y el insomnio.
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